No me presta atención ¿qué hago?

TDAH1

La atención es una de las funciones cognitivas más importantes, ya que nos permite seleccionar, controlar y reaccionar ante la información que nos llega desde el mundo externo e interno. Detrás de esta maravillosa función existe una compleja red neuronal que integra áreas del cerebro muy importantes, entre estas nuestra corteza prefrontal encargada de las funciones ejecutivas, es decir, de la planificación, control, solución de problemas, y, además de evitar que nos distraigamos cuando realizamos tareas. Otra parte importante en nuestro cerebro que nos ayuda a controlar los impulsos son los ganglios basales. Estos, por ejemplo, son los que nos permiten no dormir si debemos terminar una tarea o no agredir a un conductor inexperto por hacer una mala maniobra.

¿Qué pasa cuando nuestra atención no funciona adecuadamente?

La atención nos permite organizar nuestro mundo; por lo que cuando esta no funciona como es esperable, el impacto en la vida de las personas es enorme y generalizado (estudios, hogar, trabajo, amigos, etc.). Al no poder discernir qué estímulos son relevantes y no poder mantenernos concentrados en estos por un tiempo prolongado, tendremos dificultades para seguir una clase, para mirar una película, para realizar tareas, para seguir una conversación, entre otros. Este problema es el resultado de un mal funcionamiento a nivel de neurotransmisores, sobre todo, en las áreas cerebrales que explicamos antes. Es importante comprender que las bases de este transtorno son neurológicas, así evitaremos caer en prejuicios como los que muchos familiares y conocidos tienen sobre  las motivaciones de la falta de atención que pueden demostrar las personas con estos problemas. Por ejemplo, es muy común encontrarnos con personas que afirman: “lo hace a propósito para hacerme enojar”, “se hace el que no me escucha”, etc., cuando realmente es algo que está fuera de su control.

A continuación les presento algunas de las características que tiene una persona con una problemática de este tipo:

  • Dificultad para prestar atención a detalles, comete errores durante la ejecución de alguna tarea.
  • Dificultad para mantener la atención en clases o cuando debe hacer tareas que requieren tiempo y concentración.
  • Durante las conversaciones se distrae fácilmente, por lo que muchas veces parece no escuchar.
  • Dificultad para seguir instrucciones, organizar  y terminar tareas o actividades, además una mala gestión del tiempo.
  • Poco interés y entusiasmo por hacer tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
  • Perder cosas con facilidad.
  • Los ruidos o estímulos externos o internos (pensamientos) lo distraen fácilmente
  • Olvidar hacer alguna actividad, como: tareas, llamadas, citas, etc.

Algunas personas, además de los problemas de atención también tienen hiperactividad, entonces presentarán las siguientes características:

  • Estar siempre en movimiento, no poder estar sentado sin moverse por un tiempo prolongado: mover manos o pies, levantarse de la silla, empezar a correr en lugares no adecuados (como en un cine o en reuniones), parecen tener un motor siempre encendido.
  • Hablar excesivamente, responder impulsivamente ante una pregunta, tener dificultad para  respetar los turnos en el juego y en la conversación, interrumpir e intervenir en conversaciones o actividades externas a él.

Es importante aclarar que estas  características deben presentarse por al menos 6 meses, en al menos dos ambientes en el que la persona interactúa, por ejemplo: la escuela, la casa, el trabajo, etc, en un grado que es claramente diferente a lo que se espera según la edad. Con esto recalcamos que los puntos arriba descritos son solo una guía para los lectores, ya que es el profesional quien puede evaluar los síntomas y definir si se tratan de comportamientos esperables o no.

Muchas de las veces, las personas con estas características reciben el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA/H). Este trastorno suele ser diagnosticado durante la niñez y adolescencia, pero también puede estar presente en adultos (con sintomatología un poco diferente).

La prevalencia del TDA/H a nivel mundial es alta, lo que ha generado un alarma en los profesionales de la salud debido al fuerte impacto que genera en la vida de la persona y en la familia. Es interesante recalcar que si bien en los niños este trastorno ha sido sobrestimado. Lastimosamente, muchas de las veces se diagnostica con TDA/H a niños con un alto nivel de inteligencia por el hecho de aburrirse en clases y mostrarse inquietos. La principal diferencia es que los niños con coeficiente intelectual (CI) alto no tienen problemas en terminar sus tareas. Recalmamos también que no existe una relacion directa entre el CI y el déficit de atencion. Con respecto a los adultos sucede lo contrario, muchos sufren de TDA/H sin haber recibido un tratamiento adecuado.

Hoy en día contamos con criterios diagnósticos (DSM V) que nos permiten ser más eficientes a la hora de detectar a una persona con un TDA/H, sin embargo, no siempre es fácil hacer un diagnóstico de este tipo, ya que el límite entre la normalidad y el trastorno es poco claro.

¿Qué podemos hacer en casa?

Gracias a las nuevas tecnologías y a los aportes de las neurociencias hoy contamos con una idea un poco más clara sobre el funcionamiento de la atención. Tenemos a nuestra disposición tests neuropsicológicos específicos para evaluar la atención y también se ha estudiado y comprobado la efectividad de tratamientos cognitivos y comportamentales específicos. Esto nos demuestra que actualmente el panorama no es tan oscuro como lo era hace unas décadas atrás.

La comunidad científica considera que el tratamiento combinado, (que incluye la fármacoterapia, terapia cognitiva-comportamental y acompañamiento/psicoeducación familiar), permite abarcar al TDAH de una manera completa y prometedora. Es un equipo interdisciplinario el que debería encargarse de proponer un plan de tratamiento efectivo para cada caso. Este equipo debe estar conformado por un médico experto en el área, un psicólogo clínico, un neuropsicólogo y un psicopedagogo.  Por lo tanto, si se sospecha de tener este trastorno o de algún familiar que lo tenga recomiendo firmemente recurrir a un profesional para recibir la orientación necesaria.

El plan de tratamiento que nos ofrezcan los profesionales puede ser complementado con la aplicación de algunas de estas ideas:

  • Dividir las tareas (sea del hogar, de la escuela o trabajo) en pequeños pasos para ir cumpliéndolas poco a poco, es decir, organizar las tareas de forma secuencial, haciendo una actividad a la vez.
  • Reconocer y premiar los comportamientos positivos que tiene en casa y en los otros ambientes. Si se trata de niños o adolescentes se puede ir implementando sistemas de puntos con algún incentivo específico que sea definido por él mismo.
  • Definir las reglas de la casa de manera clara, para lo cual debe asegurarse que sus hijos haya comprendido correctamente las reglas, las consecuencias de no cumplirlas y las recompensas que tendrá si las cumple. Puede ser útil escribir junto con ellos las reglas y colocarlas en un lugar en donde pueda verlas. Siempre que haya un cambio en las reglas y en las rutinas, se deben anticipar.
  • Aumentar la estructura y el orden del hogar, lo cual se puede lograr estableciendo rutinas (haz clic aquí para ver un artículo sobre la importancia de las rutinas) y, si es necesario, se puede escribir y colocar en un lugar visible un listado de las reglas.
  • Preparar la mochila y el uniforme la noche anterior con todos lo necesario para el día siguiente.
  • Dormir lo suficiente y comer adecuadamente, especialmente el desayuno para que tenga energías para concentrarse durante sus actividades.
  • Utilizar listas de las cosas que tiene que hacer e ir tachando cuando ha cumplido con cada una de ellas, eso le va a facilitar la organización y la memoria.
  • Ayudarle a desarrollar estrategias de estudio más efectivas, por ejemplo,  incentivarle a realizar resúmenes de las materias que debe estudiar, repetir lo que se está escribiendo en voz alta para favorecer la memorización.
  • Ayudarlo a encontrar un ambiente en la casa en donde él se sienta cómodo para estudiar, debemos asegurarnos que sea cerca de donde están los padres, que no hayan distracciones como: ruidos, ventanas, revistas, televisión, música, etc.

 

Pequeños cambios en casa, en la escuela o en el lugar de trabajo pueden marcar la diferencia en el desempeño de una persona con TDA/H. Este artículo es una invitación, sobre todo para los familiares de personas con déficit de atención, para formar parte activa de la solución. Mucha suerte!

 

 

 


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