
Para quienes viven en el hemisferio norte el verano ha terminado. Los días empiezan a hacerse cada vez más cortos, los árboles pintan sus hojas de amarillo y estas empiezan a caer, creando un hermoso paisaje otoñal. Sin embargo, sabemos que estos colores cálidos poco a poco irán desapareciendo también y, como todos los años, abrirán paso al invierno. Para muchos este ritmo natural marca el paso del tiempo y es vivido serenamente. Sin embargo, entre el 1 y el 10 % de la población, ve afectado su bienestar emocional, llegando incluso a desarrollar los llamados Trastornos Afectivos Estacionales (TAE) o winter blues.
Gaton, Gonzalez y Gaviria (2015) los definen a los TAE como: “la presencia de episodios depresivos mayores recurrentes en una época determinada del año con remisión total posterior cuando es superada” (p.367); por lo tanto, son cambios de humor, sobre todo hacia la depresión, que se presentan en una época determinada del año -otoño e invierno-, para desaparecer durante la primavera y el verano. Estas alteraciones emocionales vinculadas con las estaciones han llamado la atención a investigadores alrededor del mundo, siendo Norman Rosenthal el primero en describirla en 1980 (Gaton, Gonzalez & Gaviria, 2015). Según Boyce y Barriball (2010), estos trastornos serían el resultado de una inadecuada adaptación de nuestros ritmos circadianos (el día y la noche) a los cambios de las estaciones.
¿Quién está en riesgo?
Como vimos anteriormente, vivir en un país con cuatro estaciones aumenta el riesgo de padecer trastornos afectivos estacionales -sobre todo si no hemos crecido ahí- . Se ha visto que las mujeres tienen mayor riesgo a desarrollar este tipo de trastornos; así como quienes tienen parientes que sufren de TAE. Los estudios también han descubierto que personas introvertidas con rasgos de neuroticismo en su personalidad son más vulnerables (Gaton, Gonzalez & Gaviria, 2015).
¿Cómo reconocer el winter blues?
Los síntomas más comunes que pueden presentarse son: tristeza, ansiedad, irritabilidad, aumento de peso, craving por carbohidratos (deseo de comer carbohidratos), disminución de la capacidad de sentir placer, falta de energía, dificultad para concentrarse, entre otros. Estos síntomas son los mismos que encontramos en las personas que padecen de un trastorno depresivo, la diferencia es que en los TAE suelen desaparecer con la llegada de la primavera.
¿Qué papel tiene la melatonina en el winter blues?
Las investigaciones apuntan a que los cambios de humor están relacionados con el aumento (en verano) y la disminución (en invierno) de la luz natural; la cual tiene una importante función en la producción y secreción de hormonas y neurotransmisores relacionados con nuestro humor, específicamente la melatonina. Los cambios en la luz son captados por nuestra retina, la cual envía un mensaje al hipotálamo y la glándula pituitaria, quienes regularán la producción y secreción de la melatonina. Menor es la luz, mayor será la melatonina.
El aumento excesivo de la melatonina ha sido relacionado con los síntomas del winter blues. Esta está encargada de regular el sueño y los ritmos circadianos y estacionales, por lo tanto juega un papel fundamental en nuestro reloj biológico. Además, ¿adivinen qué? deriva de la serotonina, la cual regula nuestro estado de ánimo y la evidencia indica que existe una relación directa entre las alteraciones en los niveles de serotonina y el trastorno depresivo mayor.
Otras hormonas y neurotransmisores también tienen un rol importante en las depresiones estacionales, entre estas tenemos: el cortisol, la prolactina, la noradrenalina, la serotonina y la dopamina.
Debemos considerar que es la cantidad de luz, no la temperatura, la que regula la secreción de melatonina; de ahí que, muchas personas se sienten mejor en día soleado y frío que en un dia nublado y caluroso. Por lo que otros factores como la contaminación, nubosidad, tipo de construcciones también afectará a nuestra estado de ánimo. Asi que, si bien vivir en países nórdicos aumenta la probabilidad de desarrollar estos trastorno debido a la disminución de luz en el invierno, también vivir en ciudades con altos índices de contaminación y con una mala planificación urbana -que disminuye el contacto directo con la luz natural- pueden generar cambios en el humor.
¿Qué podemos hacer para prevenir?
- Pasar por lo menos 30 minutos al día al aire libre y mejorar la iluminación en casa y oficina. Tomemos en cuenta que la luz de la oficina tiene menos de 500 lux (unidad fotométrica), la luz natural en un día nublado tiene alrededor de 5000 lux mientras que en un día soleado tendrás más de 50000 lux (Gaton, Gonzalez & Gaviria, 2015).
- Hacer ejercicios, mejor si es al aire libre.
- La vitamina B y el ácido fólico ayudan a prevenir los TAE.
- Dormir lo suficiente.
- Una dieta balanceada que incluya fuentes de omega-3, ya que ayuda a mantener un balance emocional .
Si los cambios de humor son persistentes y afectan tu diario vivir, entonces te recomendamos que vayas a un especialista. Seguramente, en función de la gravedad de tus síntomas, te propondrá las siguientes alternativas de tratamiento que han mostrado mayor eficacia en los casos de trastornos afectivos estacionales (Gaton, Gonzalez & Gaviria, 2015):
- Terapia lumínica: se trata de la exposición gradual a la luz. El tratamiento varía entre dos y cuatro semanas, con administraciones de luz (10000 lux) que empiezan con sesiones de 15-20 minutos y poco a poco aumentan a 30-45 minutos diarios.
- Tratamiento farmacológico, por medio de antidepresivos. Los más utilizados en estos casos son los IRSS o inhibidores de la recaptación selectiva de la serotonina.
- Psicoterapia: específicamente terapia cognitiva conductual puede ser beneficiosa, tanto para prevenir como para disminuir los síntomas.
Referencias:
- Boyce, P. & Barriball, E. (2010) Circadian rhythms and depression. Australian Family Physician, 39 (5),307-310.
- Gaton, M.A.; Gonzalez, M.A. & Gaviria, M (2015) Trastornos Afectivos estacionales, “winter blues”. Revista Asociación Española Neuropsiquiatría, 35 (126), 367-380.