
De repente, un día cualquiera hace dos años, haciendo las cosas cotidianas escuchamos o leímos sobre este virus nuevo que estaba afectando alguna ciudad en China. Muchos no le prestamos atención a lo que estaba pasando porque era algo tan lejano a nosotros que ni nos detuvimos a escuchar el nombre de la ciudad o del virus que estaba propagándose. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, el virus llegó a Europa y, así, al resto del mundo, volviéndose real.
En las últimas décadas, la humanidad no ha tenido que enfrentar un peligro tan concreto y al mismo tiempo tan incierto. Un virus, que por definición es “Organismo de estructura muy sencilla, compuesto de proteínas y ácidos nucleicos, y capaz de reproducirse solo en el seno de células vivas específicas, utilizando su metabolismo” (Real Academia Española), fue capaz de cambiar el mundo, de cambiarnos profundamente. Entre los efectos que se han presentado están:
- Aumento en la prevalencia de enfermedades mentales, como depresión, ansiedad
- Aumento de divorcios a nivel mundial
- Incremento de violencia intrafamiliar
Los vínculos, sin duda, han sido los más afectados durante la pandemia. De ahí que en este artículo, vamos a mirar cómo este peligro invisible impactó el apego y la salud mental. Pero, ¿qué se entiende por salud mental?, la salud mental se la entiende como “un constructo multidisciplinario que integra condiciones personales, determinantes sociales y políticas públicas.” (Reyes, Chang Paredes & González Castillo, 2020) y que está ligado a un estado de bienestar general del individuo. Reyes, Chang Paredes y González Castillo (2020) explican que, cuando se enfrenta a una situación extrema, como esta pandemia, se producen cambios o alteraciones en las dinámicas relacionales, cuyo impacto en la salud mental será profundo.
Actualmente sabemos que, una de las secuelas más devastadoras que ha generado esta pandemia ha sido en el aumento de la prevalencia global de depresión y ansiedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estas patologías aumentaron en un 25% durante el primer año, afectando sobre todo a mujeres y a la población infanto juvenil. Según Rajkumar (2020) “Los síntomas de ansiedad y depresión son las respuestas al Covid-19 más frecuentes y coinciden con ser la parte integral de la respuesta humana a la separación, real o no, de las figuras de apego”.
Las respuestas psicológicas al Covid-19
Desde que en el 2020 la OMS declaró que el mundo estaba pasabdo por una pandemia, hemos tenido que adaptarnos a un sin número de medidas para hacer frente al Covid-19, usar mascarillas, lavarse las manos repetidamente, mantener la distancia, entre otras. Sin embargo, el distanciamiento social, ha sido una de las principales estrategias utilizadas a nivel global para la contención de la propagación del virus y la que más ha afectado al bienestar general, generando sentimientos de mayor ansiedad, preocupación o miedo.
Las primeras respuestas que se presentaron ante el Covid-19 fueron el pánico y el temor al sufrimiento y la muerte, además de:
- Preocupación por la salud propia y de las personas cercanas.
- La hipervigilancia propia acerca de la presencia de síntomas y la percepción de ser observado por los demás.
- El tiempo, la inseguridad en el trabajo y en las relaciones.
- La capacidad para satisfacer las necesidades básicas de alimentación, salud y otros bienes necesarios.
- La preocupación por el cuidado de la familia y la posibilidad de no poder hacerlo.
- La incertidumbre por el desconocimiento de la duración, el futuro y las consecuencias de la pandemia.
- Sentimientos de soledad y aburrimiento
- Rabia y frustración ante la posibilidad de ser contagiado por la negligencia de los demás.
- La presencia de síntomas depresivos, desesperanza, deseo de beber alcohol o consumir sustancias de abuso para afrontar esta situación.
Estas respuestas demuestran como el Covid-19, se convirtió en un peligro externo y desconocido, que puso a la humanidad frente a una situación de peligro nueva que amenazaba con la vida de todos.
La búsqueda de seguridad durante la pandemia
Como vimos en los artículos anteriores, las conductas de apego, nos sirven para explorar el mundo y para enfrentar los potenciales peligros que hay en él. Este virus, que no podemos ver, se convirtió en una amenaza real, despertando la vulnerabilidad de todos, sobre todo por la incertidumbre de no saber nada de él. De esta manera se buscó protección, consuelo y de cuidado por parte de las personas cercanas, es decir, el apego se activó como un mecanismo de defensa para lidiar contra la angustia. Sin embargo, muchas de las veces, las figuras de apego estaban lidiando con sus propias inseguridades dificultándose el desarrollo del apego seguro (Velayos Jiménez & Sánchez Ruiz, 2020).
El gran problema de esta pandemia es que su impacto fue, y sigue siendo, devastador en la creencias de seguridad de la humanidad en general. Al verse y sentirse tan vulnerables, grandes y chicos, nos hemos quedado sin certezas y por lo tanto, no hemos podido generar una base segura para el desarrollo de una imagen de mundo que puede ser explorado en seguridad.
Covid-19 y el desarrollo del apego en niños y adolescentes
Sabemos que es por medio del vínculo que el niño aprende de sí mismo y del mundo, por lo tanto, es en esta relación con sus figuras de referencia en las que va a ir desarrollando su personalidad, la cual “se construye estableciendo distintas relaciones en diferentes contextos que, agrupadas en pequeños tipos de relación constituyen los roles o funciones de la persona, y por tanto su identidad” (Velayos Jiménez & Sánchez Ruiz, 2020). Es en el encuentro con los otros en donde vamos construyéndonos como personas.
En situaciones “normales”, es el adulto el encargado de actuar como figura de apego, sin embargo, durante la cuarentena “ algunos adultos han presentado una intensa angustia ante este confinamiento, aislamiento, temor a contagiar y a contagiarse, nostalgia y tristeza al no poder estar junto a sus seres queridos, en muchos casos acompañado de pérdidas y duelos importantes” (Velayos Jiménez & Sánchez Ruiz, 2020), lo que ha dificultado su rol de base segura para su familia. Si el tipo de respuestas ante el estresor llamado Covid 19 han sido excesivas y/o disfuncionales lo primero que se va a ver comprometido es el vínculo entre los miembros de la familia, teniendo por lo tanto un efecto importante en el desarrollo de la personalidad de los mismos. Entre el tipo de conductas disfuncionales tenemos por ejemplo: respuestas agresivas ante las necesidades de los miembros de la familia, ensimismarse sin compartir las preocupaciones con quién podría ser de apoyo, aumentar de manera excesiva o compulsiva las medidas de control, confundir el tiempo compartido con el tiempo de calidad, etc.
Uno de los grandes cambios provocados por el aislamiento social fue pasar al teletrabajo o el estudio desde casa. Si bien, para algunos, el trabajo desde casa ha mejorado la calidad de vida y ha sido una manera de reconectar con sus familias; lastimosamente para muchos, esta modalidad ha quitado estructuras, ha impactado en la definición de horarios, ha aumentado el estrés laboral -por tener que estar disponibles todo el tiempo- y por su puesto, han afectado aún más las relaciones familiares. Uno de los más grandes problemas, sobre todo cuando se tiene niños pequeños, es el hecho de estar en casa pero, al mismo tiempo, no estar disponible. Para los más pequeños, el concepto de trabajo desde casa y el manejo de tiempo es difcíl de entender, por lo que si los vínculos no son seguros y el tiempo de calidad es poco o inexistente -porque “se pasa en casa todo el tiempo”- va a generar un impacto profundo en el desarrollo del autoconcepto y autoestima. Esta intermitencia de la figura de apego, puede generar aún más angustia en la otra persona, sin importar su edad. En los niños específicamente, va a afectar su visión del mundo y de sí mismo, limitando la exploración y la construcción de su identidad.
Un punto importante de considerar al analizar este tema es la generación de niños que nació durante la pandemia. En ellos, la exploración del mundo y la socialización se vio directamente afectada, al haber tenido poco contacto con otras personas fuera de su nucleo familiar, pueden generar más dificultades para aceptar y establecer vínculos con personas extrañas, en muchos casos, incluso con abuelos, tíos y primos, aún más cuando se trata empezar la escuela o guardería.
Por último, también tenemos a los adolescentes que sufrieron en silencio de esta pandemia. Ellos, que están en la época en la que la socialización es la parte central de su desarrollo, han perdido una fuente de apoyo y de retroalimentación, lo que ha generado una aumento de problemas mentales en esta franja de edad, desde crisis de ansiedad, depresión, etc. Las clases virtuales, han puesto a la prueba sus capacidades para regularse, estructurarse y, sin duda, adaptarse a las nuevas exigencias educativas. Para muchos, estas condiciones abrieron heridas, insegurades y generaron más soledad en toda una generación.
Covid-19 y Resiliencia
Al parecer el Covid-19 nos está dando una tregua, entre las medidas de aislamiento y el avance en la campaña de vacunación, se ha contenido su propagación y ha aumentado también el conocimiento del funcionamiento del virus. De ahí que poco a poco el mundo está regresando a la “normalidad”, sin embargo, nunca va a ser una normalidad pre-covid o al menos no deberíamos. Entre las cosas que nos ha dejado la pandemia y que está ligado a nuestra resiliencia, entendida por la Asociación Americana de Psicología (APA) como “el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras”, tenemos:
- Los seres humanos somos seres adaptables y flexibles, por tanto nuestras creencias rígidas sobre quiénes somos y a dónde vamos, no reflejan todas nuestras capacidades y potencialidades, nos muestran solo una parte muy limitada de nosotros mismos.
- La calidad en los vínculos afectivos define el tipo de respuesta y el alcance de la misma ante situaciones extremas. Establecer y mantener vínculos seguros nos permiten atravesar de manera más serena los períodos de crisis, personales y globales.
- Nuestra capacidad de regular nuestras emociones afecta el bienestar de las personas cercanas, sobre todo de nuestros hijos.
- La distancia física no es sinónimo de distancia emocional. Muchos vínculos se han creado y mantenido por medio de la tecnología, por lo tanto, estar presentes sin importar las distancias es nuestra elección.
Qué tal si seguimos aprendiendo de la pandemia a ser resilientes, a cuidarnos y a cuidar de las personas importantes de nuestras vidas. Encontremos un sentido al Covid-19, sobre todo en los vínculos con las personas importantes para nosotros, así podremos ayudar también a las generaciones que por dos años no pudieron disfrutar al máximo de sus familiares y amigos. Esta también es una oportunidad para rendir homenaje a los millones de personas que perdieron su vida por el Covid 19, siendo mejores seres humanos y tomando decisiones diferentes.
Referencias:
- American Psychological Association: https://www.apa.org/topics/resilience/camino#:~:text=La%20resiliencia%20es%20el%20proceso,estresantes%20del%20trabajo%20o%20financieras.
- Organización Mundial de la Salud: https://www.who.int/news/item/02-03-2022-covid-19-pandemic-triggers-25-increase-in-prevalence-of-anxiety-and-depression-worldwide#:~:text=Wake%2Dup%20call%20to%20all,mental%20health%20services%20and%20support&text=In%20the%20first%20year%20of,Health%20Organization%20(WHO)%20today.
- Psychiatria Danubina, 2020; Vol. 32, No. 2, pp 256-261 https://doi.org/10.24869/psyd.2020.256 Review © Medicinska naklada – Zagreb, Croatia ATTACHMENT THEORY AND PSYCHOLOGICAL RESPONSES TO THE COVID-19 PANDEMIC: A NARRATIVE REVIEW Ravi Philip Rajkumar Department of Psychiatry, Jawaharlal Institute of Postgraduate Medical Education and Research (JIPMER), Pondicherry, India
- Real Academia de la Lengua Española: https://dle.rae.es/virus
- Ribot Reyes, Victoria de la Caridad, Chang Paredes, Niurka, & González Castillo, Antonio Lázaro. (2020). Efectos de la COVID-19 en la salud mental de la población. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 19(Supl. 1), e3307. Epub 10 de junio de 2020. Recuperado en 07 de abril de 2022, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-519X2020000400008&lng=es&tlng=es.
- Velayos Jiménez, L. y Sánchez Ruiz, D. (2020). El Apego en la Práctica Clínica durante la Pandemia COVID-19. Revista de Psicoterapia, 31(116), 295-309. https://doi.org/10.33898/rdp.v31i116.391